domingo, 4 de marzo de 2012

El florecer de los almendros mallorquines

Nos encontramos en muy buen momento para contemplar uno de los más bellos acontecimientos que se da lugar en Mallorca y en el resto de las islas del archipélago balear: el florecer de los almendros mallorquines.

Entre los meses de enero y febrero los campos mallorquines comienzan a teñirse con tonalidades azules, blancas y rosas gracias a las florecillas que brotan de las ramas de los almendros mallorquines y que nos anticipan a la primavera.




Este fenómeno se produce gracias a la rápida subida de temperaturas que hemos experimentado recientemente, pues recordemos que hasta hace unas semanas la isla estaba cubierta con un manto blanco del que dificilmente podremos olvidar. El almendro, originario de Asia, fué introducido en Occidente por los romanos siendo el primero de los arbos caducifolios en florecer en primavera.

En Mallorca los podemos encontrar por toda la isla, especialmente en los municipios de Marratxí, Bunyola y Sóller, siendo éstas las mayores zonas productoras de almendra.

La almendra se recoge en pleno verano y a la antigua usanza: los payeses con largas varas de madera batiendo las ramas más altas para recoger los frutos en una lona extendidad a sus pies. La almendra mallorquina tiene un sabor suave, poco dulce, untuosa y poco ácida. Pese a no ser muy aromática, al torrarse se intensifica tanto su aroma como su sabor. Dado el arraigo de este fruto a la isla, se le ha otorgado un distintivo de calidad denominado "Ametla Mallorquina".




Este fruto forma parte de la tradición culinaria mallorquina y es el ingrediente básico del turrón, los amargos, "el gató" (coca de almendra), el helado, el licor y la leche, siendo esta última un producto muy tradicional en Navidad (su origen se reside en el pueblo de Santa María del Camí donde, hace dos siglos, vivian unos frailes que la tomaban como alternativa a la leche de vaca por tener prohibido ingerir alimentos de origen animal).